12 AM | 03 Jul

Freud nuestro contemporáneo

Freud nuestro contemporáneo

Por Félix Recio*.- | Julio 2018

freud1Freud, junto a Marx y Nietzsche, pertenece a lo que se ha llamado ‘maestros de la sospecha’, pues el sentido excede a lo que puede representarse la conciencia. El sentido de las relaciones sociales, de la moral, de los sueños o de los malestares está en otra parte y no en lo que nos representamos de forma consciente. Lo inconsciente en Freud o lo impensado en Marx y Nietzsche supone un despertar del ‘sueño de la razón’ para encontrar una verdad no gratificante.

Con Marx, el asalariado deviene una mercancía entre mercancías, pues son las relaciones de producción capitalista las que establecen el valor del trabajo. Con Nietzsche, la moral es la expresión de la trasvaloración de los valores, del odio a la vida propio de las fuerzas reactivas. Con Freud, el despertar de la razón implica un desciframento, hasta donde este sea posible.

Los tres autores, son materialistas, no solo por ir más allá de los discursos ‘encubridores’, sino por remitirse al trabajo (Marx), a las sexualidad (Freud), a la vida (Nietzsche) y mostrar como la modalidad de la producción conduce a un trabajo alienado, que la sexualidad es indisociable del síntoma y que la vida queda sojuzgada por el afán de dominio. Lejos, muy lejos de las irdealizaciones y de las trampas de la razón.

La aportación de Freud remite a la modernidad del cógito cartesiano. ‘pienso luego soy’, a la implicación entre el ser y el pensar. Partiendo de la solidaridad establecida por Descartes se puede establecer el inconsciente freudiano y la pulsión.’ Pienso donde no soy’, pues el pensar no es exclusivo de la conciencia, dado que el inconsciente freudiano es Gedanken ( Pensamientos), pienso donde no soy consciente, ya que esos pensamientos han sido reprimidos y no pasan por la conciencia. Pero si ‘ pienso donde no soy’, también, ‘soy allí donde no pienso’ que es lo propio de la pulsión. La pulsión, es un empuje que partiendo del cuerpo busca satisfacerse en el propio cuerpo: comer compulsivamente, fumar sin ganas ‘por tener algo en la boca’…… Soy allí donde satisfago al cuerpo sin pensar conscientemente porqué lo hago: ‘no puedo dejar de hacer…..’.

freud2Doble referencia freudiana: a la materialidad del cuerpo, a lo real del cuerpo sexuado, propio de la pulsión y a los pensamientos inconscientes, al texto de la otra escena. Doble referencia que se articula en el desciframiento, por ejemplo de un sueño donde el sentido reprimido, una vez descifrado no es ajeno a un goce obtenido.

El inconscente freudiano no es pre-linguistico, no es el inconsiente del romanticismo alemán, no es magma, energía, lo insondable….etc, como se ha señalado anteriormente es Gedanken, pensamientos. Y pensamos con palabras, solo que si el significado está reprimido lo que tenemos es la otra cara del signo linguistico que es el signficante, por ejemplo en un lapsus lingue: quiero decir una palabra y digo otra en su lugar, me equivoco, me sorprendo de cómo una palabra ajena a mi intencionalidad ha ocupado el lugar de la que quería decir, su significado puede ser enigmático pues no es ajeno al que conlleva la palabra sustraída. De ahí que una equivocación consciente sea un acierto inconsciente, pues lo reprimido, que no es lo sofocado, siempre retorna de forma disfrazada.

Para Freud, el inconsciente no precede al lenguaje. Sino al contrario, el lenguaje es la condición del inconsciente. Dado que el lenguaje no es una nomenclatura, la relación que los sujetos tienen con el lenguaje va más allá de lo codificado por la lengua.

Las palabras no solo informan, evocan, sugieren, despiertan expectativas, permiten a través de la ensoñación lo que a lo mejor un sujeto no se permite en la realidad. Por eso tenemos poesía y literatura pero también formaciones del inconsciente ya que las formaciones del inconsciente: el sueño, el chiste, el lapsus, el acto fallido y el síntoma, comparten con la literatura el carácter evocador del lenguaje o su doble sentido. El inconsciente es ‘lo no realizado’ pues cuando una realización del deseo es conflictiva para un sujeto se realiza de forma desviada a través de las diferentes formaciones del inconsciente. En lugar de permitirse llevar a cabo un deseo en la realidad se puede hacer un síntoma o un sueño. El síntoma, en su insistencia, es lo no realizado que pugna por realizarse de forma sustitutiva.

Freud, en ‘La interpretación de los sueño’ en el capítulo dedicado al trabajo del sueño, señala que el inconsciente ‘es un trabajador’, ‘un trabajador incansable’, trabaja en el sueño por medio de ‘la condensación’ y ‘el desplazamiento’. La condensación tiene que ver con esas figuras del sueño que aparecen con rasgos de más de un personaje, condensación de dos o más figuras en una sola, mientras que el desplazamiento puede transferir un contenido a otra figura o suceso del sueño. Román Jakobson, estableció la equivalencia, tanto entre la condensación freudiana y la metáfora, como, entre el desplazamiento onírico y la metonimia, como si el sueño trabajase retóricamente.

sueñosfreudPara Freud, es un axioma que ‘el sueño es una realización de deseo’ , la gran cantidad de material onírico que aparece el ‘La interpretación del los sueños’ avala ese axioma, incluso en aquellos sueños donde el soñante ha tenido unas sensación de contrariedad, dado que en la insatisfacción algo se satisface. No obstante, el sueño no es el inconsciente sino ‘la vía regia para su acceso’., pues solo se puede acceder al contenido inconsciente a través de la interpretación que surge después de las asociaciones del paciente. El inconsciente solo es abordable en el dispositivo analítico, una cosa es que el sujeto lo experimente, que se pregunte por el sentido de sus sueños o de los olvidos que le perjudican y otra cosa es la producción de sentido de esas formaciones del inconsciente, pues el sentido no viene a partir de uno mismo, está en otra parte, está fuera, pues es inconsciente, ese otro lugar está indicado por la presencia de un analista, siendo la interpretación un apuntar al decir que sustenta los dichos del paciente, teniendo en cuenta que el decir, al no ser un dicho, solo se medio dice.

El invento de Freud, viene a quebrar las ilusiones de la razón, el examen de conciencia, la introspección, la reflexividad, donde uno puede ser sujeto y objeto de sí mismo, son con Freud, modalidades autorefenciales que se retroalimentan, diferentes juegos de espejos, pues el sentido no está en el reflejo que me devuelve la imagen en el espejo, habrá que ir hacia su reverso, al azogue que soporta la lámina reflectante, hacia ese negro soporte sin imagen que tiene que ver con nuestra verdad.

En el libro ‘Más allá del principio del placer’, Freud observó el juego de un niño de dieciocho meses, este consistía en arrojar desde su cuna un carrete unido a una cuerda, para luego atraerlo hacia si. El juego coincidia con las ausencias de la madre, Freud interpretó el juego como una forma de hacerse con la realidad, no estar a expensas de las ausencias de la madre estableciendo, por medio del juego, tanto las ausencias como las presencias del carrete, que se alejaba o se acercaba según el niño consideraba, ese doble movimiento se acompañaba de las expresiones Fort/Da. La exclamación Fort correspondía a cuando el objeto era arrojado y caía en un rincón o debajo de la cama. Da, era la exclamación cuando el objeto reaparecía, manifestación jubilosa coincidente con la reaparición del objeto, expresión del principio del placer. Lo más destacable del juego es que la expresión Fort, coincidente con la separación del objeto, prevalecia sobre la otra, no siempre lo arrojado era atraído. Lo displacentero primaba sobre lo placentero.

Para el psicoanálisis, el sujeto es un sujeto dividido, pues buscando el placer, se empeña en el displacer. Querer el placer y sostener, a la vez, la propia mortificación, la renuncia o el sacrificio, el deseo inconsciente no está en lo que se quiere, sino en aquello que no se reconoce, poder reconocerlo permite una separación, dejar de ponerse obstáculos y desvíos en la vida, pues ya la vida se encarga de ponerlos.

* Félix Recio es Psicoanalista y profesor en la Universidad Complutense de Madrid

 

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