07 PM | 23 Jun

«Una historia de amor y de dolor»

El camino a casa (1999) del director chino Zhang Yimou (Xian, 1950)

Entre lo aparentemente sencillo y lo sublime se mueve esta película china, llena de detalles cotidianos y costumbristas. En un paisaje donde el color de la naturaleza se impone, lleno de belleza, como un protagonista más, se nos cuenta» una historia de amor y de dolor en el mundo rural para mostrar un enfrentamiento entre tradición y modernidad» (1). El director sitúa dicha tradición en un entorno colorista y expresivo, «mientras la vida actual sólo es intuida y fotografiada en un desvaído blanco y negro». También hay que añadir que la película contempla una velada crítica a la «Revolución Cultural», nada desdeñable y valiente por parte de Zhang Yimou a la hora de expresar sus ideas en un contexto político de censura y represión.
Hay dos viajes en El camino a casa que coinciden en el tiempo: el del hijo, para reunirse con su madre después de la muerte del padre; y el de este, ya en cuerpo presente, transportado por sus discípulos para ser enterrado en la localidad campesina donde había pasado, como maestro, la mayor parte de su vida. Este encuentro entre pasado y futuro propicia la recreación de «ceremonias y rituales, vestuarios y rostros, gestos y miradas, lo esencial y lo pequeño, con una riqueza estética y humana» que nos seduce con una facilidad impresionante.
El lenguaje cinematográfico de Zhang Yimou se despoja de artificios. Su puesta en escena recurre a la espontaneidad y al lirismo; sueños y silencios en un devenir donde apenas hay diálogos, y las miradas y los gestos lo dicen todo o casi todo. En clave romántica, un tanto naif, cercana al pensamiento occidental, surge el relato de una historia de amor entrañable y sincera, una
historia «poética e inconformista», que sirve al director para ofrecer en flash-back el cambio social y existencial que inició la protagonista contra el orden establecido».
Finalmente, quiero resaltar el homenaje a la figura del maestro. En este caso, más específicamente rural, como transmisor de conocimiento e imprescindible en cualquier sociedad que piense en su futuro. El profesor fallecido, apartado de su labor docente por las purgas políticas, regresa para seguir enseñando y cumplir con su vocación de servicio público hasta el final de su vida. Nuestra
sociedad sabe de eso: hay películas españolas que así lo demuestran: La lengua de las mariposas (1999) de José Luis Cuerda. El maestro que prometió el mar (2023) de Patricia Font .Los maestros, protagonistas de estas películas, fueron asesinados como así ocurrió en la realidad. La dictadura franquista al denostar el conocimiento promovió la ignorancia.
A.H.
(1) Todos los entrecomillados que aparecen en el texto pertenecen FILMHISTORIA, en su reseña de la película El camino a casa.

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1 comentario

  • Colectivo Rousseau

    Los actores no desentonan en ningún momento, a pesar de que la mayoría de ellos no son profesionales. Los aspectos técnicos tampoco lastran la alta potencialidad del film, más bien le confieren buena parte de su fuerza. La fotografía de Hou Young es bellísima, el montaje de Zhai Ru es sutil y ágil, la música de San Bao nos traslada a la historia de amor con suma facilidad.
    En resumidas cuentas, El camino a casa es una obra magnífica. Una auténtica delicia de amor, mucho más romántica, apasionada y, sobre todo, más creíble que los típicos productos made in Hollywood que malogradamente tan acostumbrados estamos a soportar. Félix

    ↶Reply24 junio, 202511:17