El MUNDO SONORO de ‘O QUE ARDE’, una película de OLIVER LAXE.

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La controversia fue intensa: ¿por qué subtitular una película que está en el idioma del país que se está proyectando? Pues porque, a pesar de que el filme está hablado en español, en España fue el mismo Netflix quien solicitó subtítulos en castellano, tras una función privada en la que se comentó que la trama de la película Roma se perdía entre los regionalismos.
Escritores e intelectuales emitieron su opinión. Se habló de arrogancia e imposición lingüística. De paternalismo, provincianismo e ignorancia. Otros aprovecharon para señalar la riqueza de los coloquialismos de cada país y para hacer evidente que, aunque no los conozcamos, al escucharlos en contexto nos ilustran y nos hacen sentido.
El mismo director de la aclamada cinta tachó este acto de ridículo, ofensivo e ignorante. También dijo que sería tan absurdo como subtitular a Almodóvar en México. Al final, los subtítulos fueron retirados. Y es que el director tiene razón en que los subtítulos no ayudan a hacer más cercana la trama.
Lo que más llama la atención, son las palabras que “tradujeron”. En los subtítulos en castellano se sustituyó el “ustedes” por “vosotros”, “mamá” por “madre”, “enojarse” por “enfadarse” y “checar” por “mirar”, entre otras. Sin embargo, al revisar el guión, en los diálogos están presentes una serie de expresiones muy mexicanas que pueden distraer al oído extranjero y que si bien no requerirían demasiada explicación, es interesante observar y reconocer. A continuación las más relevantes.
Cleo y Adela se llaman así entre ellas a lo largo de toda la historia. Manita es una contracción de hermanita, lo no implica que necesariamente sean parientes, sino que denota una cercanía mayor a una amistad entre ellas. Esta expresión se sigue utilizando en la actualidad, también sin el diminutivo: “mana”. Entre hombres en cambio se dice “carnal” y tiene la misma acepción de hermandad elegida.
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