El último tren de Gun Hill- El jueves día 1 a las 18 horas.
El realizador John Sturges destacó sobretodo gracias a excelentes westerns que dejó para el recuerdo y enriquecimiento del género. En esta ocasión el film nos cuenta una tensa y trepidante historia en la que el Sheriff Matt Morgan (Kirk Douglas) busca a los asesinos de su mujer, uno de los cuales es el hijo de un antiguo amigo suyo, craig Banden (Anthony Quinn), quien además es un poderoso ganadero de un pueblo vecino.
Por un lado, Sturges nos plantea la acción principal del film, en la que un sheriff tiene que viajar y permanecer en un territorio totalmente hostil para conseguir llevar a los asesinos ante la justicia, con una puesta en escena sobria pero efectiva, amparándose en las estupendas interpretaciones tanto de Kirk Douglas como de Anthony Quinn, sin duda los actores del momento más idóneos para este tipo de personajes eminentemente físicos.
Sin embargo, en el film subyacen otras lecturas no menos interesantes que la acción pura y dura con que nos obsequia el director. Por un lado hay la idea de la llegada de los nuevos tiempos (no hay que olvidar que el film es de finales de los años 50 cuando ya el género empezaba a apuntar hacia el llamado “western crepuscular”). Algo que es más bien gradual. Mientras que en el pueblo de Matt se respira tranquilidad y civismo (se resalta que hace más de nuevo años que no hay ningún tiroteo ni se roba un caballo), integración de los indios incluida. En el de Craig todavía está anclado en los viejos tiempos donde un cacique ganadero impone su voluntad por encima de la ley y de quien haga falta. De hecho no hay que olvidar que es el hijo del cacique el que lleva la violencia al pacífico pueblo de Matt. Esa llegada paulatina queda reforzada por el uso del tren que hacen los personajes. Parece que ya no sólo es necesario un caballo para cruzar amplias extensiones de tierra. La preeminencia del ferrocarril es evidente, no sólo por la importancia en su desenlace sino que también personifica esos nuevos tiempos que acabarán imponiéndose.
Por otro lado, también hay que mencionar la importancia creciente de la ley, cuando lo más tradicional es tomarse la justicia por su mano y aplicar el consabido “ojo por ojo”. Por más que sea un asunto personal, muy relacionado con la venganza, Matt se ampara en la ley para detener al hijo de Craig. Pero el inteligente guión lo plantea de una forma muy interesante ya que ambos personajes tienen poderosos motivos que les llevará a un inevitable enfrentamiento entre ambos, ya que Craig como padre no quiere permitir que juzguen y condenen a su único hijo.
En un asunto tan de hombres, el elemento femenino queda bastante relegado a un segundo plano, una Carolyn Jones que apenas tiene peso en una trama perfectamente hilvanada, impresionantemente bien interpretada y no menos bien dirigida por uno de los grandes maestros del género del western: John Sturges.