09 AM | 15 Ene

AMOUR FOU

AMOUR FOU (2014)

MUNDOS QUE SE DESMORONAN. PARTE I POR MANU ARGÜELLES

Henriette arregla un ramo de flores. No la vemos mientras habla y arregla los tallos. Es un jarrón con mucho color. Y en ese sencillo plano ya tenemos definida la protagonista principal de Amour Fou, una metódica y milimétrica farsa satírica sobre las trampas del idealismo romántico y la crónica de un estrato social condenado a perder su posición en el pico de la pirámide social. Porque si existe un leitmotiv en esta edición del SEFF’14 no es otro que el de mundos que se desmoronan. Lo vemos aquí, pero también lo veremos en Turist (Ruben Östlund, 2014) o en Leviathan (Andrei Zvyagintsev, 2014). Nos detendremos en ellas. Iniciamos así nuestra andadura en el Festival de cine europeo de Sevilla de la mano de Jessica Hausner, que nos propone un viaje en el tiempo, remontarnos al S.XIX cuando el gran imperio prusiano ya agonizaba y daba sus últimos coletazos. Nuevos aires de libertad llegaban desde Francia, mientras una aristocracia se negaba a cualquier cambio que pudiese suponer la pérdida de su status.

Amour Fou 2

En ese clima en el que los campesinos han dejado de pertenecer a un señor feudal y que se impone la recaudación de impuestos, obligatorios para todas las clases sociales para tratar de evitar el colapso económico, un personaje detrás de una naturaleza muerta, la aristocracia con sus costumbres y sus códigos rígidos.

AMOUR FOU, EN CONSECUENCIA, EXHALA UNA INCOMODIDAD ANTE LA CARENCIA DE LO NATURAL.

La misma que produce un adorno floral en una habitación, que pretende incorporar el elemento de lo vivo y de la naturaleza en un espacio cerrado y trucado. Porque un comedor, por poner un ejemplo, no deja ser un habitáculo en el que se distribuyen una serie de elementos inertes y fabricados, lo opuesto a lo orgánico. Porque hay una sutil pero evidente mirada alucinada ante un grupo de personas que parecen autómatas, un extraño híbrido entre seres vivos y estatuas, como reflejo de una clase social desconectada, ensimismada en sus privilegios, narcotizada en su ocio y asfixiada en su hastío. De hecho, Amour Fou buscará el efecto intencionado de asistir ante tableaux vivants donde en todo momento parecen prisioneros de un cuadro, algo enfatizado gracias a una estática y pétrea puesta en escena de clara raigambre pictórica 1 que estudia de forma obsesiva las composiciones, da pertinencia de lo invisible (los sentimientos que permanecen ocultos) y acentúa su tono de extrañeza ante las actitudes gestuales y los comportamientos antinaturales que los personajes adoptan.

Tomemos como ejemplo la secuencia de presentación de Heinrich, el poeta, y Henriette. Se trata de una estampa cotidiana, un acto en el hogar de la protagonista donde varios invitados asisten a una interpretación musical. Hausner para registrar a los integrantes de la reunión utilizará planos generales que seccionan en dos mitades a los participantes. En un sector tendremos a Heinrich y en el otro a Henriette. Todavía están en espacios separados, gracias a la acción de la cámara que nos segmenta la visión. No obstante, Hausner y su director de fotografía de forma muy hábil desenfocan ligeramente a todos los personajes y definen a Henry y Henriette, los destaca de forma muy discreta gracias al efecto de la lente aplicado al resto, de la misma manera que los une aunque no compartan plano. Esta directriz visual ya nos anticipa que serán dos personajes que van a ser más importantes que el resto y que además vendrán a encontrarse. De hecho, más tarde, aunque compartan el mismo campo visual no compartirán espacio hasta que Henriette no acepte del todo la inusual propuesta del afligido poeta. Mientras ella mantiene resistencias el plano/contraplano será el sistema visual que estructure su relación o bien encuadres que en todo momento remarquen la distancia entre ambos.

Amour Fou 2014

El metódico y fabuloso trabajo visual de Amour Fou, su detallismo y su marcado caracter litúrgico si bien parece buscar la verosimilitud de una época recreada, a tenor del esmerado trabajo de los ambientes, consigue un fascinante trabajo de irrealidad, Es decir, produce el efecto contrario que lleva consigo tanto rigor en cuanto nos transmite una sensación de embargador artificio, como si estuviésemos en un instante embalsamado e ilusorio donde las personas actúan como marionetas de la liturgia. La ficción encuentra así su autonomía frente a lo histórico, se desliga de su cumplimiento de lo que se supone que fue el S.XIX y Hausner se apodera de su propio universo, reclamándolo como un mundo suyo y particular. En Amour Fou impera en todo momento el sentido de representación, el que los personajes forzadamente ejecutan dentro de la acción, el que la propia directora transmite al recrear el S.XIX.

Ante esta visión mecanicista del cuerpo llevada a su extremo el conflicto deviene ante la perturbación de lo subjetivo, eso que trata de azuzar Henry, víctima del tedio. Así, algo le sucede a Henriette que no entiende ni ella ni su entorno. Henry, conquistado por el ideal romántico donde el amor se encuentra con la muerte busca su compañera ideal no para vivir juntos sino alguien con quien suicidarse. Esa idea chocante, de donde se desprende una contagiosa comicidad por lo marciano, permanece presente en toda la película, en cuanto Hausner juega muy habilmente con el contraste. El que se otorga a través del cromatismo de la puesta en escena, colores vivos como los de las cortinas rojas o ambientes bucólicos e idealizados como los del parque en contraposición a lo gris tanto de los personajes, hundidos en una mediocridad y superficialidad como el que se deriva de un estatismo visual. Es el mismo efecto desencajado del jarrón dentro de un espacio cerrado, la perturbación interna de Henriette frente a la atonía anímica del ambiente. Tiempo después, volveremos a verla, ya prácticamente seducida por Henry, volviendo a arreglar otro jarrón. Ahora, en cambio, sí la vemos a ella. Los tallos son más pobres, el adorno floral es más mustio. Fuera suenan las campanas. Su criada indica que son de funeral. Ella le contradice, son de vida, porque en cierta manera está viviendo un proceso de emancipación, aunque éste no surque por los cauces más idóneos. Amour Fou relata esa transmigración, esa forma de salir de su entorno aristocrático, desprendiéndose de la materialidad fuertemente apuntalada en el film. Hausner nunca aplica el cinismo con sus personajes, aunque no estén obrando correctamente. Frente a ese hechizo de lo absurdo de la empresa de Henry, fruto de ensoñaciones ridículas, el tesón, la fidelidad y el respeto del marido de Henriette, el auténtico romántico del film.

PUBLICADO EN  Cine Divergente http://cinedivergente.com

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1 comentario

  • Colectivo Rousseau

    Hola. Muchas gracias. Deduzco que os ha gustado el texto. Ya que se reproduce íntegra, agradecería que se mencionase que fue publicada originalmente en Cine Divergente, para el medio el que fue escrita el 13/11/2014. Muchas gracias.

    ↶Reply15 enero, 201823:21