08 PM | 04 May

..Y ahora municipales

La pregunta que nos hacemos los analistas después de ver los resultados de las elecciones generales en nuestro pueblo son las siguientes: ¿con un 23,89 de porcentaje del PSOE y un 17 de Unidas Podemos podría gobernar la izquierda? ¿Quién podría tener más apoyos CS o PP? ¿va a condicionar VOX el resultado? Una simulación de la Ley D’HONT daría cuatro concejales al PSOE, cuatro a CS, tres al PP, tres a VOX y tres a Podemos, con lo que el trio de Sevilla podría gobernar.

Sucede no obstante, que se van a introducir algunas variables que pueden modificar la proyección y que convendría tener en cuenta: por un lado el partido Vecinos se incorpora al tablero, con la característica que lo lidera la actual alcaldesa, por otro Podemos e Izquierda Unida compiten por separado, (división clave para la configuración del nuevo escenario) y finalmente no sabemos si la crisis del PSOE local puede afectar a los votantes. Hay señales curiosas, como por ejemplo, que un miembro de su ejecutiva aparezca como independiente en el pueblo vecino.

La sociología de nuestro pueblo es compleja, en un artículo reciente yo hacía una propuesta a modo de boutade, pero que tenía una cierta carga de realismo, y era que la actual  Alcaldesa liderara un movimiento progresista. Luego vi con buenos ojos la apuesta del concejal socialista Diego Díaz, me parecía que podía sumar votos de ciudadanos y de la parte templada del electorado, aprovechando el flujo de Sánchez en las generales. Si el trio de Sevilla se lo propone, ya que suman el 56,90 por ciento de los apoyos, va a ser muy difícil tener alcalde socialista, por mucho que por disciplina yo vote a su candidato. Si hace cuatro años, se me hubiera tenido en cuenta, ahora estarían los socialistas en mejores condiciones para alcanzar la Alcaldía, está claro que tengo poco predicamento.

Una de las imágenes que me dejó el día de la jornada electoral fue la visualización de un conocido empresario, con muchos millones en su cuenta, y un obrero tieso, que las pasa putas para llegar a fin de mes, envueltos en la misma bandera de VOX. Al llegar a casa he  rebuscando entre los libros de mi desordenada estantería y he encontrado uno del profesor Jacques Julliard,  El fascismo que viene, publicado por Acento editorial en 1994.

Me he detenido en él para recordar lo que tenía subrayado y, al mismo tiempo comprobar si el paso del tiempo había hecho mella en el mismo. Un recorte  de prensa que está entre sus páginas, y teniendo en cuenta que el mismo está escrito en el momento de la descomposición de Yugoslavia, decía lo siguiente: “El resurgimiento del nacionalismo encuentra su fuerza en los países del este en la desaparición del orden antiguo, y, en Occidente en las dificultades crecientes que conoce la economía de mercado para organizar el trabajo en función del progreso técnico. En este punto, es inevitable trazar un paralelo entre la actual situación y la que conoció el mundo en vísperas de la toma del poder por Hitler en la Alemania de 1933“. Necesitamos una derecha civilizada que no abrace los postulados de la extrema derecha, ¿serán capaces en nuestro pueblo de no permitir que entren en el gobierno? Pactos podrían dar para que así sea.

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09 PM | 29 Abr

THE RIDER

De entre la inmensa, casi infinita cantidad de virtudes que atesora el séptimo arte, puede que la más sorprendente de todas sea su capacidad de provocar reacciones reales en el espectador; una habilidad para estremecer al respetable surgida de una fusión de elementos entre los que siempre destacará el indispensable trabajo de unos intérpretes que convierten la farsa en la más pura autenticidad.

No obstante, y por muy brillante que sea la labor de un actor o actriz, existe un punto de veracidad que tan sólo puede extraerse del mundo real y que se ve reflejado en esa mirada y ese matiz en el gesto de una persona que ha experimentado previamente el dolor, el ansia o cualquier otra sensación que trate de representar frente a la cámara. Una proyección de la emoción más orgánica que se revela como un camino directo al corazón del público en la maravillosa ‘The Rider’.

Con su segundo largometraje tras el notable y celebrado ‘Songs My Brothers Taught Me’, la cineasta de origen chino Chloé Zhao tiende un puente único en su especie entre la ficción y una realidad casi documental para dar forma a uno de los mejores filmes independientes de los últimos años; explorando la psique de una estrella del rodeo obligado a desmontar la silla y abandonar su pasión tras un accidente.

A pesar de que la premisa de ‘The Rider’ pueda parecer la enésima repetición del esquema arquetípico de buena parte de dramas deportivos, Zhao se las apaña para dotarla de una nueva dimensión a través de su acertado casting compuesto por amateurs. Así, la directora ha decidido retratar en pantalla la historia real de Brady Jandreau convirtiendo personas en personajes; enriqueciendo el conjunto hasta niveles inesperados al transformar al propio Jandreau —Blackburn en la ficción—, a su entorno y a sus familiares en las estrellas de la función.

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El resultado es, cuanto menos, prodigioso, e invita a pensar en si hubiese sido ya no mejor, sino similar, de haberse contado con un elenco profesional. Y es que el protagónico de ‘The Rider’ —amén de los secundarios que le acompañan— transmite con la languidez de su mirada y con cada pequeño detalle de su impagable actuación ese pesar que sólo una víctima de un sueño roto puede padecer.

Envolviendo la conmovedora sensibilidad de la cinta y a modo de broche de oro, Zhao, sirviéndose de la fantástica dirección de fotografía de Joshua James Richards, captura las Badlands de Dakota del Sur bajo un prisma que evoca al mejor Terrence Malick; combinando una belleza incontestable con una voluntad naturalista que no sólo se limitan a lo visual, sino que trascienden a lo narrativo para redondear una auténtica joya que, por desgracia, está condenada a pasar desapercibida a no ser por las actividades del Colectivo en la Sala Juan Negrín.

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02 AM | 27 Abr

ARGUMENTARIO MOLESTO

 

 

 

Este año la memoria de la Revolución de los claveles se produce a tan solo tres días de las elecciones generales. Me acuerdo bien, pues estaba en Portugal veraneando por aquellos años en San Martinho de Oporto y pasaba muy a menudo por delante del cuartel de Caldas de Rainha, primer centro militar que atendió la consigna de la canción de Alfonso.  El recuerdo de éstos hechos ha tenido menos seguidores en mi Facebook que las insinuaciones, machaconamente introducidas por los amigos de Podemos, sobre un posible pacto del PSOE con el partido Ciudadanos. Recomendaba la lectura del libro de Jordi Sevilla, negociador en el 2016, titulado “Vetos-Pinzas y Errores: ¿Por qué no fue posible un gobierno del cambio?, y al mismo tiempo les invitaba el próximo 2 de mayo a conmemorar la celebración de los 140 años del PSOE.

No saben de que  manera molesta cuando dicen que votar al PSOE es votar a la derecha. A mi, que me gusta la historia, y que he vivido más de una frustración, no me tienen que explicar posicionamientos erróneos en algunas ocasiones, pero las cosas son a veces más complejas de lo que parecen. Hize campaña, junto con Antonio Chazarra, compañero de Izquierda Socialista colaborador ahora de los últimos libros que hemos editado”Marx Hoy, y Reivindicando a Galdós”, en contra de la entrada de la OTAN. Si ahora tuviera que revisar y hacer un análisis a la vista de cómo han evolucionado los acontecimientos en política internacional y con España dentro de la Instituciones Europeas, no estoy seguro de que estuviera acertado con aquella decisión.

A mí, y como a  todos los socialistas no nos gustaría pactar con ciudadanos, y nos fastidia que se argumente lo contrario en los términos que se están expresando. El domingo a votar y que no tengan mayorías las derechas.

 

 

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10 PM | 21 Abr

El nacionalismo y la izquierda

El nacionalismo y la izquierda

De un tiempo a esta parte nos hemos acostumbrado a discutir evidencias. ¿Cómo hemos podido olvidar que la izquierda es internacionalista?

No hay nada peor que olvidar lo evidente, así que de vez en cuando conviene recordarlo. Que lo haga esta vez la filósofa italiana Donatella di Cesare, quien no hace mucho declaró al semanario L’Espresso: “Toda la tradición de la izquierda ha analizado siempre los acontecimientos desde una óptica mundial, muy pocas veces nacional o, peor, nacionalista. La idea de que deba prevalecer el interés de un proletariado nacional, francés o italiano, no ha sido nunca de izquierda. La izquierda es internacionalista o no es”.

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