01 PM | 03 Jun

LOS SIETE SAMURAIS

53/05(14/04/14) Hace 60 años, el 26 de abril de 1954 se estrenó en Japón una d
e las Obras Maestras más influyentes de la Historia del Séptimo Arte, la Monumental Épica creada por el genial Akira Kurosawa, film imbuido de un romanticismo exacerbado, una grandiosa aventura, un grupo de perdedores Ronins (samuráis sin señor), defendiendo una mísera aldea labriega de un grupo de bandidos hambrientos, por la patética recompensa de comida y techo, de este simple argumento AK hace brotar una Epopeya cumbre, revestida de melancolía, esperanza, retrato social, lucha de clases, heroísmo, Obra Imperecedera que te calará indeleblemente, si no es así te compadezco.
El escenario es el Japón feudal del SXVI, la era Sengoku Jidai, la cinta está dividida en tres tramos, en el primero se da el reclutamiento de samuráis, esta forma de leva ha sido copiada en muchas cintas, siendo esta la primera y genuina en afrontarlo. En el segundo, una vez en la aldea las dos clases sociales, los agricultores y los samuráis tendrán múltiples choques, los labradores consideran a sus defensores un mal menor y poca simpatía les tienen, llegan a ocultar a sus mujeres por miedo a ellos, esto mientras adiestran los contratados a los labradores para la batalla, además de fortificar la aldea. Esta parte es de gran importancia para ahondar en las personalidades de los protagonistas, trazándose entre ellos fuertes lazos de unión. El tercer tramo, aquí la acción se desencadena en un increscendo apoteósico desbordante de lírica visual, las luchas y las bajas se suceden hasta su desgarradora batalla final, un Hito del Séptimo Arte su Antológica ambientación en medio de la lluvia y del fango, reflejan que las Puertas de la Muerte se han abierto, muchos la cruzaran. Y llegamos a su poético y melancólico epílogo, Sublime y Estremecedor.
Los Míticos 7 Samuráis son:
-Kambei Shimada, carismático líder del grupo, curtido en mil batallas (perdidas), se ríe de haberse escondido en una batalla, gran estratega, de afable sonrisa, y con gesto recurrente de frotarse su escasa cabellera en señal de pensar concienzudamente, es la voz de la cordura.

Takashi Shimura lo interpreta con majestuosidad, su presencia inunda la pantalla, es la sabiduría, la nobleza, EL LÍDER.

-Kikuchiyo, o al menos así lo conoceremos, su verdadero nombre no lo sabremos, es el último en incorporarse, Kambei lo descartó por fanfarrón y mentiroso, los sigue hasta aldea y allí se une a ellos. Un borrachín visceral y bravucón, como símbolo de su alta autoestima lleva una espada enorme. Es un destacable elemento cómico con su fanfarria gesticulante, siendo ídolo para los niños de la aldea que le siguen, buenísimo el gag en que monta a caballo diciendo que es un gran jinete, no es capaz de dominarlo, viéndolo desaparecer tras un seto en el equino y volviendo a salir ya bajado corriendo tras él, hilarante. Evoluciona dejando traslucir su pasado remanente de familia labradora, y pasando del inicio payasil a el final en que es un Samurái, por su sobrecogedora valentía, su zenit en una Gloriosa escena. El gran Toshiro Mifune le dota de una poderosa personalidad, lo impregna de matices, de bordes, de empatía, de energía, de electricidad, de vitalidad, y esto combinado con la melancolía que transparenta en varias impresionantes escenas, como el trémulo soliloquio que espeta a los ronins sobre por qué los campesinos los temen, y acaba achacando a los samuráis que lo han provocado años de padecimiento causado por su violencia, el otro momento es cuando sostiene a un niño malherido y solloza entre gritos que el chico es él, desgarrador. AK utiliza este personaje para reflejar se puede ser Grande en honor y valentía partiendo de humildes entornos.
-Katsuhiro Okamoto, un ingenuo aspirante a samurái, hijo de terrateniente, dejó su plácido hogar en contra de su familia para hacerse samurái. Tras ver en acción a Kambei se hace un fiel y abnegado discípulo de él, más tarde se sentirá magnetizado también por Kyuzo tras una misión, dedicándole una mirada obnubilada. Tendrá un romance con la hija, Shino (buena Keiko Tsushima), de un agricultor. Isai Kimura lo interpreta con dulzura cándida, con amaneramiento cercano a lo afeminado, esto lo remarca AK con planos tan ambiguos como verlo jugar con flores y tumbarse sobre ellas en una bellísima imagen, viéndose casi más enamorado de Kyuzo que de Shino. El resto quedan más en segundo plano, aunque no por ello están desdibujados:
-Kyuzo, un estoico ronin, humilde, sosegado, disciplinado, contemplativo, hierático, introvertido, dedicado en cuerpo y alma al arte de la lucha, el más experto de los samuráis, un Samurái de Leyenda. Seiji Miyaguchi lo encarna con un aura cuasi-divina, su rostro emite hidalguía, confianza, arrojo, estupendo lenguaje gestual, Colosal en la secuencia en que va a robar un mosquete a los malos, se produce una elipsis y tras un tiempo lo vemos aparecer en el bosque entre la bruma con andares tranquilos y con el arma en la mano, lo entrega y como si nada se sienta a dormir, Glorioso.
-Gorobei Katayama, arquero experto, lugarteniente de Kambei, ayuda con sapiencia a la estrategia. Yoshio Inaba le da vida con sobriedad, serenidad, templanza y carisma, gran momento en el que muestra la bandera y la describe.
-Shichiroji, antiguo compañero de Kambei, veterano guerrero, ayudará con su experiencia. Daisuke Kato lo dota de valía.
-Heihachi Hayashida, no destaca en la lucha, su don de gentes y encanto le hacen un lugar en el Olimpo de los Samuráis. Minoru Chiaki lo baña de sutilidad cómica.
A Kurosawa no le interesa retratar a los bandidos, no quiere darles alma, son meros depredadores en busca de débiles, solo sabemos que atacaran por hambre, es la clásica lucha del Bien contra el Mal.
Guión del propio AK, Hideo Oguni (“Vivir”) y Shinobu Hashimoto (“Rashomon”), AK dirige con ritmo fluido y con intensidad soberbia, sabe mezclar épica, intimidad, humor, amor, un Maestro en la Cima.

La Brillantez de AK juega con con la acción, la crítica social, el drama, la risa, la ironía, el cinismo, el patetismo, la tristeza, logrando secuencias conmovedoras. Toca temas Universales como la amistad, la lealtad, el altruismo, el coraje, el sentimiento del deber, el honor, la nobleza de espíritu, el nihilismo, los estratos sociales, el ocaso de un tiempo en que las nobles katanas son superadas por las impersonales armas de fuego (varios de los samuráis caen por el mosquete), profundizando con perspicacia en la Naturaleza Humana. Los personajes están maravillosamente delineados, con aristas, defectos, virtudes, valentía, miedos, anhelos, cada uno tiene su tiempo para lucirse, no solo los samuráis, también los aldeanos secundarios enriquecen en su vasto metraje la Obra con su tremenda humanidad. AK trasluce su visión en contra del Dogmático código samurái, desde el inicio, mostrando a Kambei, el líder, cortando su “sagrada” coleta, símbolo del Honor, ello para salvar a un niño, denota su pragmatismo lejos de ataduras del Bushido, incluso algunos de los ronins reconocen que lo importante es sobrevivir aunque para ello tuvieran en el pasado que huir y esconderse del enemigo.

Sensacional su naturalista puesta en escena fruto del diseñador de producción Takashi Matsuyama con la hermosa aldea rural enclavada en el frondoso valle, a esto se añade la elegiaca lluvia de la batalla final provocando un escenario fangoso salido del Averno. Uno de los hitos con los que AK asombró fue con su vibrante e innovador estilo visual a lo que ayudó la avezada fotografía de Askazu Nakai, rodando a la vez con 3 cámaras para las fastuosas batallas, una para los planos cortos, otra para los medios y la tercera para los generales, con este método hacia más fluida la acción. Innovó con la cámara lenta en escenas de violencia, remarcando la tensión y la congoja, espectacular cuando Kambei se introduce en el establo para salvar a un niño, hay un fuera de campo asfixiante, irrumpe con brío en el exterior el bandido en slow, el tiempo se detiene, no sabemos que ha sido de Kambei, el bandido cae lentamente de bruces al suelo muerto, levantando una espesa polvareda, esto realza la Épica, Descomunal. Además el cinematógrafo alcanza niveles epicúreos jugando con los claroscuros, la contraluz, ejemplo la primera escena con la aparición espectral de los malhechores sobre una colina, creando momentos de gran belleza, sugestivos planos intimistas y sugerente en las luchas, hay mínimos cortes con admirables planos generales, en los diálogos suprime el plano contraplano, dotando de veracidad las charlas, sabiendo mostrar reverencia el objetivo con los samuráis al tomarlos en multitud de ocasiones en contrapicados para engrandecer su figura, incluso jerarquizando la pantalla con el líder Kambei siempre en primer término, Sublime. Formidable es la coreografía de las mareas humanas, dirigidas por Yoshio Sugino, bebiendo del kabuki y empapando de realismo los cruentos enfrentamientos. Y todo estas excelencias adornadas por la enervante y Épica música de Fumio Hayasaka, ayudando a encauzar sentimientos, y remarcando el tono Homérico del relato, y maximizando la emotividad, Excelente.

Film MÍTICO, con torrente de valores. Fuerza y honor!!!

Spoiler:

El Epílogo es de una honda carga, la aldea ha sido salvada, los labradores felices celebran el trasplante de arroz, con flautines y taiko (tambor nipón), todo es alegría entre los campesinos, y entonces aparecen los ronins supervivientes, Kambei, Shichiroji y Katsuhiro que los observan en un Estremecedor plano, sobre ellos, en una ladera las tumbas de los 4 samuráis muertos en sacrificio por el poblado, Heihachi, Gorobei, Kyuzo y Kikuchiyo, sus tumbas coronadas por sus katanas, y más en alto el sol como un aura Deídica, entonces con amargura Kambei sentencia <Otra vez hemos perdido, los labradores son los vencedores, no nosotros>, es su sino.

TOM REGAN 
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